Los líos para comunicar del Gobierno Petro – Noticias de mi Pais

El gobierno de Gustavo Petro estaba mareado con decisiones y cambios que se anunciaban en masa. No hay duda de que se trata de un nuevo estilo, una nueva mirada a todos los problemas y una nueva ideología. Más allá de las diferentes opiniones sobre cada propuesta, este vertiginoso gobierno tuvo serios problemas de traspaso de ideas, proyectos y ausencia.

No está claro si esto se debe a la cantidad de publicidad, falta de experiencia o falta de una estrategia de comunicación clara. Lo cierto es que muchos temas no han sido debidamente informados al país. Varias versiones de hechos y declaraciones de altos funcionarios sobre temas importantes que no se expresan con precisión fueron una constante en las primeras semanas de gobierno. Esto ha resultado en argumentos absurdos que se suman al normal y sano debate sobre los cambios propuestos por falta de claridad en las ideas, soluciones o explicaciones de los errores.

Las tareas varían de simples a más complejas, y daré algunos ejemplos. Un caso grave: la ausencia de Colombia de la sesión de la OEA que condenó las violaciones de derechos humanos en Nicaragua. La explicación que dio el embajador designado, Luis Ernesto Vargas, fue que no asumió el cargo, lo cual era cierto, pero se sabe que el país suele tener una delegación con una gran cantidad de personas además del embajador. ¿Alguien puede ser delegado? Ahora ha sabido Caracol Noticias, que cita la respuesta de la Cancillería sobre el derecho de petición, que la negativa a participar fue una decisión del gobierno de Pedro, argumentando “aspectos delicados de la política exterior que son confidenciales”. Entonces, ¿fue una falta de propiedad o una decisión política deliberada?

Este no es el único tema en el que las versiones se cruzan y se contradicen. Respecto a la ausencia del presidente Gustavo Petro en una reunión con el alto mando militar, en un principio dijeron que asistía a reuniones urgentes, luego hablaron de algunos decretos que no estaban listos y, finalmente, el propio presidente aseguró que tenía graves dolor abdominal. Si el presidente estuviera enfermo, ¿no sería mejor avisar formalmente a los invitados del evento y del país sin demora? La salud del presidente no es un asunto privado.

El caso de la fallida designación de Mary Gutiérrez como MinTik fue una cadena de errores de designación y comunicación: primero lo ratificaron, pese a las sombras que pesan sobre su nombre. El propio presidente confirmó su nombramiento, se informó de su posesión, y al final esto no sucedió. era inestable Distintas versiones de la cita fallida terminaron por calentar el ambiente. A esto se suman las citas y el “desengaño” con la policía.

Si a estos episodios le sumamos la verbosidad de varios ministros y altos funcionarios que suelen hablar de propuestas que aún no están listas ni discutidas, nos encontramos con un escenario de confusión múltiple. La ministra de Cultura, Patricia Arisa, aún no ha asumido el cargo cuando genera polémica al anunciar un impuesto a los teléfonos móviles. La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, habló sobre la posibilidad de importar gas de Venezuela cuando se agote el suministro. Ninguna de estas ideas es marginal, y al escuchar atentamente a los ministros, queda claro que fueron opiniones expresadas sin mucha planificación y no anunciadas como decisiones, como sonaban en los titulares, aquí está el problema: una opinión, una propuesta, una conjetura o el comentario del Ministro no es un asunto menor. Cada oferta importa. Los altos funcionarios deben entender que su opinión ya no es personal y que ahora cada palabra representa la posición del gobierno, que será monitoreada de cerca cada minuto.

Algunos pagarán por las novatadas y, con el tiempo, comprenderán la importancia de poder comunicarse. Este es un error común que cometen los gobiernos. Iván Duque, quien ha gastado miles de millones en el manejo de redes y comunicaciones, que incluso perfiló ante medios amigos y hostiles, no supo contarle al país importantes logros en varios sectores. Había mucho que hablar y poca comunicación. Por supuesto, además de las fallas de comunicación, su gobierno tuvo grandes problemas que le costaron muy caro en popularidad y hasta en resultados electorales, pero Duque también tuvo éxitos que no supo cómo contarle al país. Lo mismo puede decirse del gobierno de Juan Manuel Santos, que también gastó un millón de recursos para promover y educar la paz, pero no logró convencer a la mayoría del país de que el plebiscito debía votar sí.

Después de todo, la percepción en política es tan importante y, lamentablemente, a veces incluso más importante que los hechos y las ejecuciones. Dado que hay muchas promesas de cambio e ideas, la capacidad de contarlas con precisión y claridad es crucial. Gran parte del debate en las primeras semanas del gobierno de Peter giró en torno a propuestas que no existían y eran simplemente conceptos que se hacían públicos sin aprobación previa. Por supuesto, no todo es comunicación. Debes gestionar bien, tener claridad en tus decisiones, medir las múltiples consecuencias de cada cambio, sumar apoyos, porque siempre es más fácil resistir que gestionar.

En estos primeros días se ve un equipo de gobierno que quiere hacer algo, con presencia en las regiones, con propuestas de cambios. Algunos son más controvertidos que otros, pero el empuje es notable. Para poder conectarse con el país, debe estar en el lugar y también ser bueno para comunicar ideas. El costo de no cumplir con este requisito es muy alto. Más vale gastar el capital político en reformas que necesita el país que en debates inútiles por falta de información.

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