“Las mujeres en Bogotá están más inseguras en sus casas que en la calle” – Noticias de mi Pais

Un grupo de mujeres rescata a víctimas de violencia machista en Bogotá. Lo hacen todos los días por teléfono desde una habitación con vista a las colinas en el centro de la ciudad. Ruby, que prefiere que no se revele su nombre real, es una de las voces que responde al otro lado de la Línea Púrpura. “Muchos no saben que han sido víctimas de un delito. Hay un gran desconocimiento sobre sus derechos”, dice. Ella es una de las abogadas que, junto a psicólogas, trabajadoras sociales y enfermeras. responden a las llamadas de las mujeres que están en peligro. De enero a julio hubo más de 15.000 de ellos. “Algunos solo necesitan ser escuchados”, dice. Otros necesitan una intervención inmediata porque sus vidas corren peligro. Las ayudan a escapar del agresor, que en la mayoría de los casos es su pareja, y las acogen en los centros de acogida. Más de 500 personas viven en estos locales, entre ellos mujeres y niños.

Diana Rodríguez, secretaria de la mujer en Bogotá, admite que dirigir esta oficina en una ciudad violenta con mujeres como esta no es fácil. “La gran amenaza para todos es que los cuerpos de las mujeres y las vidas de las mujeres todavía se consideren territorio extranjero. En el 70% de los casos de violencia doméstica y el 80% de los delitos sexuales, las víctimas son mujeres”, dice Rodríguez. En Bogotá, seis de cada diez delitos que involucran violencia física involucran a una mujer como víctima. Hasta junio del año pasado, 46 ​​personas fueron reportadas muertas. La víctima más reciente, cuyo caso aún no se incluye en las estadísticas, fue Fabiola Garzón, quien fue asesinada a tiros a fines de agosto. Tenía 52 años y se convirtió en víctima de su pareja. Un par de semanas antes, la prensa había informado sobre el asesinato de una mujer sin hogar que había sido apuñalada por un hombre con el que vivía en una cabaña. En junio, la víctima fue Ana Delfina Barrera, de 48 años, quien fue asesinada frente a sus hijos, de 11 y 5 años. Ese mismo mes, el cuerpo desmembrado de Adriana Pinson, de 42 años, fue encontrado en cuatro bolsas de plástico industriales, 20 días después de que su familia denunciara su desaparición. El año pasado se cometieron al menos 79 feminicidios en la ciudad.

La violencia machista, si no mata, hace un daño irreparable. Según el Observatorio de la Mujer y la Igualdad de Género de Bogotá, hasta junio 1.500 mujeres habían sufrido algún tipo de violencia sexual. “Estos delitos deberían preocuparnos de la misma manera que nos preocupan otros delitos como el robo de celulares o el robo de bicicletas”, dice Rodríguez, quien admite que las estadísticas no reflejan la realidad. “Hay una figura oscura en la violencia. Sobre todo en la familia. En dos años se han registrado 404.000 casos. ¿Cuando te preguntan si has sido víctima de abuso? Dicen que sí, pero solo hay 60.000 denuncias, hay que dejar de decirles a las mujeres que “esto no es tan grave” porque si se permite un acto de violencia, volverá a ocurrir y será aún peor. Los feminicidios son prevenibles”, dice Rodríguez.

En Colombia aún es difícil reconocer el hecho del feminicidio, delito que está tipificado por la ley desde 2015. Los medios siguen hablando de crímenes pasionales, y la justicia tarda en determinar cuándo una mujer es asesinada por estar sola. “Se reporta un homicidio fatal de mujer”, admite la funcionaria, para quien, pese a sentirse insegura en la ciudad, sobre todo para las mujeres, el peligro no está afuera. “La realidad de Bogotá es que la mayor parte de la violencia contra las mujeres ocurre en el hogar, por parte de conocidos, y no en la calle”, dice Rodríguez. “Desafortunadamente, no todas las mujeres quieren volver a casa, especialmente las jóvenes. Hay un problema de violencia intrafamiliar y cultural que debemos eliminar”.

La línea morada es parte de una estrategia que ha sido modelo para la región. Bogotá se convirtió en 2020 en la primera ciudad de América Latina en implementar un sistema de cuidado barrial para reconocer y reducir el trabajo de cuidado. “En Bogotá, más de un millón de mujeres, el 30% de esa población, son cuidadoras no remuneradas, trabajando un promedio de diez horas diarias. Hay una sobrecarga que no se reconoce”, dice el funcionario. “Si se anuncia que hay una nueva política para mejorar la movilidad, no es necesario explicar por qué, pero si se trata de irse, debe volver, comience explicando qué es el cuidado”.

Desde hace dos años, la Secretaría de la Mujer impulsa el proyecto Apple Care que buscan alivio la carga de las mujeres que dedican su tiempo a cuidar de los demás. En habitaciones con un radio de no más de 800 metros, las mujeres tienen acceso a algún tipo de capacitación o entretenimiento, mientras que sus hijos o un abuelo enfermo a su cargo son atendidos por otros. Algunos lograron terminar la escuela secundaria, aprender a andar en bicicleta o hacer alguna otra cosa que no podían hacer por falta de tiempo. «Las mujeres no nacieron diciendo “Nosotros somos los que sabemos cuidar”. Aprendes a cuidar, y no solo depende de nosotros”, dice Rodríguez.

Suscríbete aquí al boletín EL PAÍS sobre Colombia y recibe todas las claves informativas de la actualidad del país.

Written by

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El fuerte aumento de la tensión política en la Argentina alarma al papa Francisco – Noticias de mi Pais

A un mes de su llegada a Economía, Massa apura más recortes y negocia contra reloj para conseguir dólares – Noticias de mi Pais