Omar, fundador club de pelirrojas, le gustaba ir a la escuela y se distinguía por el color de su cabello. “Los maestros se involucraron en me destaque por ser colorado«, él recordó.
Muchos años después, lejos del aula y de las tareas estudiantiles, Omar trató de reimaginar ese sentimiento en un club que nació el 7 de septiembre de 2013 y su origen es una premisa falsa nacida de un periodista que publicó hace muchos años que los pelirrojos “se extinguirán” después de 2006.
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“Ella justificó que la tasa de crecimiento de las personas que no eran pelirrojas era exponencial o lineal. Los nuestros, dijo, se estaban acabando. Pero No es que nacimos más pequeños, es que la población mundial ha crecido«, explicó Omar. TENNESSE.
El 7 de septiembre de 2006, un fotógrafo holandés realizó un llamamiento masivo en Breda, Países Bajos, atrayendo a miles de colorados a su país: “Su idea era sacar una foto para retratar que después de la fecha fijada por el periodista, los colorados seguíamos existiendo”.Omar dijo.

Siete años después, fue él quien tuvo la idea de unir «sentirse rojo» mediante la creación de una organización sin fines de lucro cuyo único propósito es reunirnos, conocernos y tratarnos por el color del cabello.
Fin de semana pasado decenas de ellas se congregaron frente al Puente de la Mujer en Puerto Madero. para celebrar el nuevo aniversario de esta foto. “Ser rojo es orgulloporque somos muy pocos y porque representamos el 1% de la población del paísOmar dijo.

“Cuando nací, mi viejo dijo: “¿De dónde salió?”. Es solo que nadie en mi familia era pelirrojo, excepto un tatarabuelo italiano. Allí descubrí que tenemos una mutación genética que los científicos llaman hereditaria, caprichosa y recesiva. Soy descendiente de mi tatarabuelo, otros tuvieron que mirar más allá de las cinco o seis generaciones”, dijo el dirigente del club.
Apodos, actitudes y estigmas aún buscan ser erradicados
Jeremías, uno de los socios activos del club, afirmó que ser pelirrojo “es diferente, te da un perfil en las redes sociales. Te olvidas que tienes el pelo rojo, no te pasas la vida pensando en ello. A veces me pasa que me cruzo con un tipo que toca un huevo porque piensa que somos mufa. Le pregunto si necesita ayuda».
Omar aseguró que ha recibido innumerables apodos desde que tiene memoria. Cada uno de ellos los recuerda con una sonrisa: – Una linterna, una gorra Fanta, ketchup, una tuerca de resorte (porque está oxidada), una lámpara de cuerpo. Todo salió de ahí».
Aseguró que cuando creció se dio cuenta de que las burlas son parte de un acto social, y que está lejos de ser solo un indicio de Colorado. “También me pongo y me río de otras cosas. Todos necesitamos mirar hacia adentro y hacer autocrítica en relación a lo que decimos, y eso está mal«, dijo.
Otra mujer contó los apodos que le decían cuando era niña. En su mayoría los catalogan como riendo, aunque ninguno de los presentes dejó de enfatizar, dándose cuenta de hasta dónde llega la broma y cuando traspasa cualquier límite.
“Nos vamos de vacaciones, este es nuestro día, estamos felices y orgullosos. Fundé el Redhead Club en Argentina y otros 10 países de habla hispana, incluso viajé a España para hacerlo”, dijo Omar.
A su izquierda, Briza también quiso alzar la voz: “Estamos muy contentas de que una vez al año nos juntamos a celebrar. Se acabó algunas pelirrojas se emparejan y tienen hijos. Esto asegura que el gen continúe existiendo”.
«Cuando estás en el jardín y eres un niño, te una víctima del ridículo de que tienes granos en la cara a causa de las pecas. Pero cuando seas grande, ya será”, concluyó.
Video y puesta en escena: Juan Pablo Chavez.
Edición: Berenice Laciar.