Ya no se trata solo de preocuparse por lo que le espera a la organización en términos de crecimiento, empleos y servicios; ahora vale ver lo que viene en el control del poder, en temas delicados como los giros negros, como el narcotráfico, el huachicol, la trata de personas, el control aduanero y portuario. Y no tanto en quienes ocupen los cargos de titulares, sino en quienes controlarán esta actividad ilícita.
En este escenario, ya no basta saber quién gana la gubernatura, sino saber a qué costo, con quién se comprometieron y en qué medida se puede ofender a los grupos antagónicos, lo que presenta peligro y nefastas consecuencias.
Aquí estamos hablando de vida y muerte, y no sólo de triunfo, nombramiento o orgullo desmedido; Esto atañe a familias enteras, la seguridad de quienes nos van a representar, y de quienes aún se atreven a invertir y vivir en organizaciones con el viejo y familiar estigma, identificadas como conflictivas, marcadas por la violencia criminal y, para bien o para mal, para ser vecino de los Estados Unidos, desde donde en dinero se está haciendo a raudales con el traspaso de droga a los norteños locos.
El caos es claro: los panistas unidos están haciendo de las suyas, haciendo campañas de desprestigio contra su antagonista Morena y lanzando un dardo envenenado de que hubo un trato con el narco; Forman su alianza y encienden una mecha que pasa por las redes, y cada uno, según su preferencia, cree o no lo dicho. La fiesta de la abundancia termina para algunos y comienza para otros.
Pero los de enfrente hacen lo mismo: no se callan, al contrario, también tiran sus petardos y acusan a los que se van, pero no quieren, de que son los artífices de un engaño que avergüenza a la sociedad, estos , los de la 4T recurren a todo a sus gobernadores, y hasta al presidente.
Todos estamos confundidos, y no se trata de lo que diga la ley en líneas como el regreso del doctor Américo Villarreal al Senado, o lo que decida la corte; Más bien, dudas sobre quién garantiza que las aguas embravecidas pronto amainarán.
Quiero que esta pesadilla termine pronto; pero para Tamaulipas no hay atisbos de arcoíris ni días radiantes. _